Raúl Jaime Gaviria
Ausencia
Por Vinicius de Moraes
Versión de Mariano Ramos
Dejaré que
muera en mí el deseo
de amar tus
ojos dulces,
porque nada
te podré dar sino la pena
de verme
eternamente exhausto.
No obstante,
tu presencia es algo
como la luz
y la vida.
Siento que
en mi gesto está tu gesto
y en mi voz
tu voz.
No quiero
tenerte porque en mi ser
todo estará
terminado.
Sólo quiero
que surjas en mí
como la fe
en los desesperados,
para que yo
pueda llevar una gota de rocío
en esta
tierra maldita
que se quedó
en mi carne
como un
estigma del pasado.
Me
quedaré... tu te irás,
apoyarás tu
rostro en otro rostro,
tus dedos
enlazarán otros dedos
y te desplegarás en la madrugada,
pero no
sabrás que fui yo quien te logró,
porque yo
fui el amigo más íntimo de la noche,
porque apoyé
mi rostro en el rostro de la noche
y escuché
tus palabras amorosas,
porque mis
dedos enlazaron los dedos
en la niebla
suspendidos en el espacio
y acerqué a
mí la misteriosa esencia
de tu
abandono desordenado.
Me quedaré
solo como los veleros
en los
puertos silenciosos.
Pero te
poseeré más que nadie
porque podré
irme
y todos los
lamentos del mar,
del viento,
del cielo, de las aves,
de las
estrellas, serán tu voz presente,
tu voz
ausente, tu voz sosegada.