BeLLA ViLLA
" La literatura a tajo abierto"
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Edición No. 21, mayo de 2012
Directores: Raúl Jaime Gaviria / Hernán Botero Restrepo
Publicación de Revista Asfódelo
Correo electrónico: revistasfodelo@yahoo.com
Influencia
de Dickens en la novelística occidental moderna ( II )
Por
Hernán Botero Restrepo
Desplazemonos
a Rusia, para recordar la admiración de Dostoievski por la obra temprana —aunque
posterior al Pickwick— de Dickens, Almacén
de antigüedades, mal asimilada por cierto en su Nietotchka Nezvanova. Comparto plenamente la idea de algunos críticos
de que es una lástima que el autor ruso no haya leído las novelas de madurez de
Dickens, en las que los personajes criminales, por el tratamiento que les da su
autor, habrían en caso de haberlos conocido, aportado esclarecedoras luces a
Dostoievski en el ámbito de sus crímenes y castigos.
Vale
la pena detenerse un momento en dos grandes novelistas húngaros decimonónicos:
Ferenc Herczeg y Kalman Micszáth, dos auténticos virtuosos del subgénero
humorístico de la novela. El primero de ellos, parcialmente contemporáneo de
Dickens, y el otro posterior a él, y que muy probablemente, esta es mi teoría,
recibieron un influjo directo del maestro de Portsmouth. Esta afirmación la sustento con base en mis
lecturas de las traducciones al español de La
familia Gyurkovics y de El paraguas
de San Pedro, la primera tiene la autoría de Herczeg y la última de
Micszáth. Valga aclarar que no se trata más que de una hipótesis si bien no
desprovista de sólidos indicios que la respaldan.
Realicemos
una breve incursión en el dominio español. En España, el más dickensiano
de los autores decimonónicos es nada
menos que el inmenso Benito Pérez Galdós. Lo primero que hay que tener en
cuenta con respecto a la relación Dickens-Galdós es que éste, en su juventud,
molesto a causa de no conocer el idioma inglés y dado el hecho de que no se
hubiera traducido el Pickwick al
español, cometió el pecado de traducirlo del francés, pecado que se le condona
debido a que su mundo novelístico, especialmente aquel circunscrito al
denominado por el mismo “ciclo de novelas contemporáneas”, se encuentra
impregnado del imaginario dickensiano, sin por ello perder ni un ápice del
talante creativo y original propio del gran Galdós.
Concluimos
por hoy recordando que Pío Baroja tenía en la más alta consideración el genio
dickensiano. Dentro de su amplia producción narrativa la influencia del
escritor inglés se puede apreciar en dos muy buenas novelas Aventuras, inventos y mixtificaciones de
Silvestre Paradox y Paradox Rex. En aras de la precisión,
quiero señalar que la presencia de Dickens corre pareja con la de Julio Verne
en esta duología barojiana. Finalmente, a modo de dato curioso, vale la pena
referirse al brevísimo texto incluido en el
Glosario del catalán Eugenio
D'ors, en el que este denigra de manera gratuita y pedante de la obra de
Dickens. Ya quisiera el escritor catalán haberse siquiera acercado a la calidad
literaria de la considerada novela menos lograda de Dickens Barnaby Rudge.
P.D – La próxima semana, en nuestra última
entrega acerca de la influencia dickensiana en la literatura occidental nos
ocuparemos del dominio latinoamericano.