GUADAÑAZOS PARA LA
BeLLA ViLLA
" La literatura a tajo abierto"
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Edición No. 8, enero de 2012
Directores: Raúl Jaime Gaviria / Hernán Botero Restrepo
Publicación de Revista Asfódelo
Colaborador permanente: Rubén López Rodrigué
Correo electrónico: revistasfodelo@yahoo.comColaborador permanente: Rubén López Rodrigué
Reseña crítica del libro Gente que necesita cerveza de Wilson Orozco
Hernán Botero Restrepo/Raúl Jaime Gaviria
Recibimos hace unos pocos días el libro Gente que necesita cerveza de Wilson Orozco para su reseña. Después de haberlo leído con la atención requerida haremos las siguientes consideraciones:
Aun siendo la opera prima del autor creemos que este hecho no justifica la ínfima calidad literaria que este libro presenta en cuanto a su contenido y al tratamiento del mismo.
Un conjunto de relatos es el subgénero narrativo en el que parecieran inscribirse estas páginas, pues a pesar de contar con un protagonista único sus capítulos se centran en distintos espacios tales como un bar, una iglesia, una sala de banquetes, y un gimnasio entre otros (no son muchos dada la brevedad del libro) y se narran en ellos historias independientes. Esto como lo hemos dicho es tan solo una aproximación ya que nos encontramos con un protagonista que a su vez es narrador y autor sin que esto logre convertir al libro en una novela dado que los diversos capítulos son más crónicas que otra cosa y crónicas de un carácter neo-costumbrista, modalidad narrativa a la cual nos tiene acostumbrados en la Bella Villa el cúmulo de apuntes pseudo-sociológicos que constituye la mayor parte del material hoy en día publicado en el periódico cultural Universo- Centro.
Un lector que conozca el espacio urbano donde se ambientan la mayoría de los escritos de la mencionada publicación encontrará en Gente que necesita cerveza un enfoque reiterativo de una Medellín reducida al area citadina comprendida entre la Universidad de Antioquia y el Parque del periodista.
Aunque el libro pretenda elaborar un lenguaje narrativo coincidente con la realidad, no lo logra al quedarse en la mera caricaturización tanto de personajes como de atmósferas lo que le resta valor tanto a los capítulos individuales como a la obra en su conjunto. La sintaxis de este libro es apenas pasable aunque en algunos momentos presenta errores de una protuberancia tal que es imposible pensar que se hayan cometido ex-profeso en aras de esa pretendida coincidencia con el lenguaje coloquial.
Ahora sí vamos a lo que es algo más grave que peccata minuta en Gente que necesita cerveza que trataremos de enumerar taxativamente en la medida de lo posible:
El autor pasa por ser un observador objetivo de la realidad al punto de considerar los más sensatos juicios como prejuicios lo cual constituye el colmo de una actitud prejuiciosa. Con el objeto de mostrarse gracioso ante el lector despliega un humor muy precario y fundamentado en el desprecio absoluto a los diversos modos de ser y actuar de la condición humana.
Tomemos solamente unos pocos ejemplos: En uno de los apartes del libro el narrador-autor-protagonista estando a punto de preferir beberse un jugo de mandarina a un whisky reflexiona si no será que se está volviendo homosexual, como si el hecho de tomarse un jugo de esa deliciosa fruta confiriese a quien lo bebiera esta condición según él vergonzosa. Quizás estemos equivocados y nos encontremos ante una especie de neo-newton ya no de la manzana sino de la mandarina pues tal como el científico inglés dedujo la ley de la gravitación universal a partir del fortuito evento de la manzana también Wilson Orozco parece haber descubierto en el jugo de esta fruta tropical tan nuestra una especie de maleficio homo-erótico.
Orozco recurre al mismo cliché al retratar y detractar tipologías y diferencias humanes tales como los obesos a quienes él despectivamente llama gordos (sin tomar en consideración que no todo obeso lo es por tragaldabas ya que los hay quienes padecen de la tiroides así como los que lo son por sufrir de bulimia) y también a los pobres, indigentes, feos, alcohólicos, drogadictos y un largo etcétera de los para él indeseables que dejaremos en consideración de aquellos osados lectores que pese a la advertencia que les hacemos de mantenerse a más de 100 metros de distancia de este mal libro quieran arriesgar su pudor literario en esta ociosa desventura.
Para ir cerrando nuestra apreciación analizemos otro aparte del libro en el cual el autor considera insoportable la obra de Tomás Carrasquilla poniéndolo al nivel de Montecristo y de su émulo contemporáneo Suso. A quienes lean este artículo les aconsejaríamos que al menos hojearan las páginas que a Carrasquilla le fueron dedicadas por Unamuno y por dos críticos colombianos tan ponderados como Rafael Gutiérrez Girardot y Jaime Mejía Duque además de leerse la novela Grandeza del gran escritor de Santo Domingo, (que con seguridad Orozco no ha leído) en la que aparece con realidad indeleble la Medellín de las primeras décadas del siglo XX (Carrasquilla muere en 1939).
También les sugeriríamos a quienes sean tan testarudos como para leer Gente que necesita cerveza que viesen el programa humorístico de Suso o escuchasen alguna vieja grabación de Montecristo para que comprueben como nosotros lo hemos hecho que si alguien hay cercano en cuanto a humor ramplón a estos comicastros es Wilson Orozco a quien le recomendamos que en vez de a la literatura se dedique a ahogar en cerveza la vergüenza que ha debido producirle el haber escrito un libro tan malo como este.
Nota final que consideramos para nada intrascendente:
Este libro se constituye en un fracaso total desde el título, pasando por el dibujo de la carátula hasta le errática y súper-encomiástica nota editorial no firmada de la contra carátula.
Finalmente queremos dejar en claro que no tenemos nada personal contra Wilson Orozco a quien uno de los firmantes conoce personalmente y de quien no tiene nada que lo anime a expresar ninguna clase de sentimiento hostil hacia su persona,: Simplemente la línea editorial de nuestro: Guadañazos para la Bella Villa es consecuente con su declaración de propósitos al valorar en los términos que lo hemos hecho su: Gente que necesita cerveza.