BeLLA ViLLA
" La literatura a tajo abierto"
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Edición No. 34, septiembre de 2012
Directores: Raúl Jaime Gaviria / Hernán Botero Restrepo
Publicación de Revista Asfódelo
Correo electrónico: revistasfodelo@yahoo.com Doctor Héctor y Mr. Abad (Faciolince)
Raúl Jaime Gaviria V.
Héctor Abad Faciolince, el escritor, a quien tantos admiran, y no sin razón, por algunas excelentes novelas como Angosta, Basura y El olvido que seremos parece haber sucumbido de manera patética ante el Héctor Abad Faciolince personaje. El mismo que atacó con furia vitriólica en su columna de El Espectador el milenario arte del teatro se ha convertido paradójicamente en un pésimo actor. Su última gran actuación, digna del premio limón, fue la de exhibirse ante el público lector como poeta sin serlo. ¿Qué son sus presentaciones públicas leyendo poemas, sino horrendos monólogos teatrales dignos del denominado género ínfimo, dado el hecho de que ni una sola gota de vate circula por sus venas? Para la muestra un verso: “Mi hermana la mayor arregla muertos” con versos así para qué enemigos. Y así como en El olvido que seremos, su obra más lograda, el Héctor escritor le rinde un bello homenaje a su padre; en su antítesis estética Testamento involuntario, el Héctor actor no solo niega simbólicamente a su madre al firmar el libro suprimiendo intencionalmente su segundo apellido sino que de paso usurpa el nombre de su padre muerto ya que tan cierto como que madre hay una sola también lo es que en la memoria colectiva de todo un pueblo reside un solo y auténtico Héctor Abad, de segundo apellido Gómez, el que luchó con valentía por la defensa de los derechos humanos de este país. La herida del padre ausente, que en Héctor pareció cerrarse con su libro más aclamado, está hoy de nuevo abierta y supurando fruto de la soberbia del falso poeta que se ha tomado por asalto, esperemos que de forma temporal, el alma del novelista que al modo de Doctor Jekyll y Mr. Hyde tendrá tarde o temprano que escoger entre uno y otro. Desde esta humilde tribuna hacemos votos para que finalmente el triunfo sea de Héctor, el buen escritor y mejor ser humano y no de ese perverso alter ego mediático, ese monstruoso Mr. Abad que se ha ido gestando últimamente, y que de seguir así acabará por destruir por completo la obra y la persona de Héctor Abad Faciolince.