BeLLA ViLLA
" La literatura a tajo abierto"
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
Edición No. 36, septiembre de 2012
Directores: Raúl Jaime Gaviria / Hernán Botero Restrepo
Publicación de Revista Asfódelo
Correo electrónico: revistasfodelo@yahoo.com
"La otra cara de la muerte" novela de Juan Mario Sánchez Cuervo.
Por: Raúl Jaime Gaviria Vélez.
"La otra cara de la muerte", ópera prima del escritor antioqueño Juan Mario Sánchez Cuervo, nos presenta la vida de Juan Aguilera, un ex-seminarista solitario que sufre de depresión y otros trastornos mentales. Su vida da un giro de ciento ochenta grados en el momento de conocer a Beatriz, una hermosa mujer a la vez que peligrosa, que trabaja para la policía y a la que le ha sido asignada la misión de espiarlo. Juan, desprevenido de la situación, sale de su concha y se entrega al amor por primera vez en su vida y lo hace a fondo, sin medir ningún tipo de consecuencias. Con lo que no contaba Beatriz era con que ella se iba a enamorar también y que de esa extraña dicotomía entre amor y deber surgiría un conflicto interior desgarrador que en la novela se ve reflejado de manera magistral en la segunda parte del libro que se titula "Ella" y que está escrito a modo de diario. Lo que en realidad sorprende es la capacidad del autor para desdoblarse y por decirlo así meterse en la piel y el alma de un personaje femenino de tantos pliegues y complejidades como Beatriz. "La otra cara de la muerte" es una novela que aunque tiene lugar en un entorno violento, la Medellín de principios del milenio, en plena época de la Operación Orión en la comuna 13 ,no recurre para nada al estilo desmañado y facilista característico de la literatura que, en nuestro medio, toca el tema del narcotráfico y sus violencias derivadas. Y aunque a veces se acude a un lenguaje fuerte por exigirlo así los personajes, nunca se abusa de este recurso. Otro de los ejes importantes de la novela se halla en la relación de Juan Aguilera con Dios, que oscila pendularmente entre la negación y el arrepentimiento. "Un teólogo ateo" ,así se describe a si mismo el protagonista, lo que pone en evidencia que por más que desee encubrirlo se trata en esencia de un alma religiosa, de un hombre atormentado por el concepto de Dios. Incluso la devoción con que Juan Aguilera se rinde al amor podría calificarse también de religiosa, de ahí la magnitud de su decepción al descubrir la traición de Beatriz. La novela narrada en primera persona, otro de los aciertos de la obra, devela un yo que inquieta al lector de principio a fin. Tanto en Juan como en Beatriz subyace un fondo ético común, y he aquí lo más interesante ya que no se trata de personajes rígidos, sometidos al eje binario bueno-malo, como ha sido tradicional en nuestra reciente literatura, sino que ambos se deslizan convincentemente a través del cromático espectro moral de los grises. Esto los hace más humanos, más creíbles, personajes apasionantes con los que fácilmente nos podemos identificar.
Siendo yo un lector del tipo lento, condición que me ha causado más de una vergüenza ante mis amigos lectores y escritores, debo reconocer que frente a esta novela me vi sorprendido leyendo a un ritmo violento, imparable. Devoré sin pudor sus 265 páginas en dos días, lo que me produjo un sentimiento similar al que se experimenta con el sexo apresurado. De ahí que poco después de la primera lectura acometí una segunda con más pausa y paladar, lo que también redundó en un placer mayor. Desde ya le auguro esta misma sensación a todo lector que se acerque a la estupenda historia que se desovilla en "La otra cara de la muerte" de Juan Mario Sánchez Cuervo, editada recientemente por el Fondo Editorial de la Universidad Eafit.