martes, 23 de abril de 2013

El otro García Márquez

GUADAÑAZOS PARA LA                            
BeLLA ViLLA            
                " La literatura a tajo abierto"     

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Edición No. 73, abril  de 2013
Directores: Raúl Jaime Gaviria / Hernán Botero Restrepo
Publicación de Revista Asfódelo
Colaborador permanente: Rubén López Rodrigué
Correo electrónico: revistasfodelo@yahoo.com

El otro García Márquez
Hernán Botero Restrepo

Confieso sin el menor rubor crítico que me sumo a aquellos que como Jorge Luis Borges, Pier Paolo Passolini y más recientemente Andrés Trapiello, consideran a Cien años de soledad, como no merecedora de ser considerada una gran novela. También comparto la opinión de aquellos que han juzgado la prosa del Otoño del patriarca como desmesuradamente barroca. Recordaré aquí el nombre de Jaime Mejía Duque, que escribía en su momento, a propósito de esta obra, que en la narrativa de García Márquez se “había llegado a la desmesura”.
     Hay un García Márquez realista y totalmente desprovisto de pretensiones mágicas o pseudo-mágicas y que no necesita, para ser coherente, de hacer acopio de un lenguaje culterano que acabe por sofocar sus propósitos narrativos. Me refiero al autor de Crónica de una muerte anunciada y de La desdichada y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada. A estas dos obras se podría agregar el estupendo cuento “El último verano de la señora Forbes” (del irregular volumen de cuentos: Doce cuentos peregrinos).
     No es que G.G.M. condescienda en estos textos con el realismo manido y convencional. No, lo que nos ofrece las páginas de estos textos es un realismo de profundo calado psicológico y social, que no requiere, para lograr su espléndido efecto, ni de artificiales magicísmos ni de una prosa viciosa de ninguna especie.
     Creo que el García Márquez de las tres obras precitadas es sin duda el mejor. Pero, ¿por qué? podría preguntarse. La respuesta es sencilla, tomemos como ejemplo la trama que se inicia en Crónica de una muerte anunciada en la escena del repudio de Ángela Vicario por parte de Bayardo San Román ante el hecho de que aquella no ha llegado virgen a la noche de bodas. Esta situación conduce de manera ignominiosa al asesinato de Santiago Nasar al que le adjudican el desfloramiento de la joven.
     Todos saben antes de que se produzca el crimen que este se ha de cometer, pero nadie hace nada por evitarlo. G.G.M. nos brinda un ejemplo aterrador de cómo funcionó en la Costa Atlántica el derecho consuetudinario en materia sexual en cuanto a que la mujer debe de llegar virgen al matrimonio. Esto nos muestra que la psicología de los valores conyugales de esa región de nuestro país fue, hasta hace no tanto, mucho más acendrada en su machismo y discriminación hacia la mujer que en el resto de Colombia.
     Si analizamos el final de este libro en profundidad, podremos ver que se trata de una obra maestra… de la ignominia, pero obra maestra al fin y al cabo. Emocionalmente conturbado por una cópula, la de la noche de bodas, Bayardo San Román le pide a Ángela Vicario que vuelva con él y esta, en un acto que no se logra entender, lo consiente. La muerte de Santiago Nasar, que fue un horrendo crimen, llega por lo tanto a constituirse en irrisoria, en una muerte carente de todo sentido.
     Habiendo hecho mención ya de La desdichada y triste historia de es necesario señalar el carácter monstruoso de la abuela que pretende cobrarle una deuda a su nieta con el dinero que esta obtenga como producto de los actos de prostitución a los que la vieja la obliga.
   Todas estas ignominias son relatadas en tercera persona, de modo inmutable, por el narrador y nos cuesta trabajo comulgar con la creencia popular de que el personaje “Santiago Nasar” se haya basado en un amigo de García Márquez. Así como Flaubert llegó a decir que el novelista debía de ocultarse detrás de su creación, G.G.M lo hace igualmente de manera soberbia en las obras citadas; al punto en que nos encontramos, en muchas ocasiones, con un escritor que supera largamente en estolidez al autor de Madame Bovary.