martes, 17 de diciembre de 2013

PENSAMIENTOS O REFLEXIONES

GUADAÑAZOS PARA LA                           
BeLLA ViLLA            
                " La literatura a tajo abierto"     

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Edición No. 114, diciembre de 2013
Directores: 
Raúl Jaime Gaviria
Hernán Botero Restrepo 
Publicación de Revista Asfódelo
Colaborador permanente: Rubén López Rodrigué


PENSAMIENTOS O REFLEXIONES
Rubén López Rodrigué
 








 
La psicosis en el texto no siempre conlleva una psicosis del autor.
Cuando hay proliferación de citas y autores en un texto, su autor se desdibuja por completo.
Tus mejores amigos es muy probable que lleguen a ser tus peores enemigos por el profundo conocimiento que tienen de ti. Y, a veces, un enemigo se convierte en tu amigo.
Uno es el peor enemigo de sí mismo. 
Don Juan es un hombre que levanta el vuelo sin un destino definido.
Flaubert era freudiano sin saberlo al tratar de desafiar el enigma de ese «continente oscuro» que es la sexualidad femenina, esa cosa confusa en cuanto a su identidad. Su novela Madame Bovary es un «tratado» sobre las miserias de las mujeres.
En el parecer está la esencia, lo que ocurre es que hay que saber leerla.
Si el Dios cristiano es un ser perfecto, ¿por qué crea cosas y seres imperfectos?
Más que buscar un objeto de amor, Don Juan huye de la soledad.
Dizque Colombia es el país más feliz del mundo. ¿Pero cómo va a ser feliz un país donde todo ciudadano imagina que el que camina detrás de él lo va a robar, atracar o matar?
Bajo ciertas circunstancias, no comprar un dentífrico o pasta dental de determinada marca podría precipitar a determinada empresa hacia la quiebra total.
Mientras los demás hombres, antes de abordar una mujer, elaboran en la cabeza un tratado de metafísica, el secreto de Don Juan es que actúa y no reflexiona.
En Colombia no existe una cultura de la crítica, sino una anticultura de la criticonada.
Las críticas destructivas, despiadadas, que tratan a sus condenados como leprosos a quienes hay que evitar a toda costa, suelen ser proyecciones de los propios conflictos y resentimientos personales de quien las hace.
Cada instante es el último, puesto que es único y no se repetirá.
El tiempo es un monstruo que se lo traga todo como un agujero negro.
Buena parte del futuro de la humanidad dependerá de las mujeres. Esperemos que ese mundo no sea más despótico que el de los hombres.
Mi padre hizo del aburrimiento una religión y de la religión un aburrimiento.
Las mujeres tejen y destejen a un hombre toda una tarde.
En ciertos momentos, Flaubert llegó a sentirse como un insecto aplastado por los dedos gigantes de su personaje Madame Bovary.
Hay quienes matan el amor hablando o escribiendo sobre él.
La originalidad del escritor consiste en abrir una ventana nueva hacia el universo, poner al lector a ver lo que nunca había visto.
El tiempo es el mayor tesoro, pues cualquier cosa que hagas o dejes de hacer es a través del tiempo.
Las mujeres que se creen irresistibles, con semejante vanidad arruinan por lo menos la mitad de sus atractivos.
Un sujeto escribe un solo ensayo y ya dice que es ensayista. Otro dice que es crítico literario porque escribió un artículo sobre el libro de un poeta. Definitivamente vivimos es de semblantes.
Soy como el Ave Fénix: vivo renaciendo de entre las cenizas.
Han dicho que por mis venas circula agua helada. Pero soy como un volcán nevado: frío por fuera y con fuego en el interior.
Hay personas que se afanan en criticar a los demás en la misma proporción en que se olvidan de mirarse a sí mismas.
El escritor es portador de la soledad del poder, el poder de crear criaturas como un dios.
Distingo la creación de la creatividad. La creación es propia del talentoso y la creatividad es algo inherente a cualquier persona.
El amor conduce al desenfreno, de ahí que se lo suela equiparar con la locura.
Todos llevamos un cementerio encima puesto que todos nuestros antepasados están muertos.
Nuestras células son los ladrillos de que estamos hechos.
A veces se quiere a otra persona cuando se deja dominar, pero cuando se rebela se la deja de querer.
El más rico no es el que tiene más dinero sino el que tiene menos deseos.
Es una gran paradoja que Edipo Rey se mire a sí mismo solo después de sacarse los ojos.
Si no podemos evitar los síntomas, ¿para qué pelearse con ellos?
El respeto hay que ganárselo y no imponerlo como lo haría una madre o un padre tiránico.
Existe la «filosofía» del «si no lo he visto es porque no existe», como si el sujeto fuera la medida de todas las cosas.
Un escritor lírico, citando la Biblia, me decía: «Ten mucho cuidado, pues el enemigo está en la propia casa».
Don Juan no estimula el deseo por lo nuevo, sino que produce el goce de la repetición de lo mismo.
Dios es una metáfora de una energía, más exactamente del amor.
La vida es una cosa vacía y hay que darle sentido reinventándose todos los días en el modo de vivir.
Aunque el escritor diga que lo que afirma el crítico literario no tiene nada que ver con su obra, se ha de advertir que toda obra artística es básicamente irracional, un producto del inconsciente, y por consiguiente otro puede advertir lo que el propio autor no ve.
El mediocre no sabe ver dónde están las aptitudes de otros y suele tacharlos de mediocres.
Esta parece ser la lógica de la envidia: «Si no sobresalgo yo, que tampoco sobresalga nadie».
El rasgo picante de la idiosincrasia colombiana es el divorcio entre el calificativo y el hecho.
La condición natural de un escritor, lo que mejor lo define, es ser un exiliado de sí mismo.
Si el artista no tiene una visión propia, ¿qué puede aportarle al arte? 
Es un inconveniente andar entre mediocres: te miden con su misma vara.
Hay que anteponer el texto a la publicación y no la publicación al texto.
Existen sujetos que a todo el mundo le ven cabeza de clavo.
Cuando me preguntan dónde vivo contesto que vivo en el futuro y cuando me preguntan qué edad tengo respondo que tengo la edad del Universo.
Quisiera ser admirado por la escritura, no por la fama o el dinero que pueda obtener.
Lo ideal es ser como el águila, que en su majestuoso vuelo no aletea sino que planea.
Cuando enfrento la realidad siento dolor de cabeza.
Hay que estar lejos para estar cerca.
«De derrota en derrota ganaremos la guerra», recuerdo que decía el rector de mi colegio citando a Churchill. Pero sé que en literatura no hay ninguna guerra qué ganar.