miércoles, 19 de marzo de 2014

Despertar en dos mundos

GUADAÑAZOS PARA LA                           
BeLLA ViLLA            
                " La literatura a tajo abierto"     

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Edición No. 129, marzo de 2014
Directores: 
Raúl Jaime Gaviria
Hernán Botero Restrepo 
Publicación de Revista Asfódelo
email: revistasfodelo@yahoo.com




Despertar en dos mundos

(estrictamente personal)
Por Hernán Botero Restrepo

Después de más de una semana de sufrimiento físico inenarrable y más de cuatro noches de insomnio, por fin pude conciliar el sueño, y es porque considero tan fascinante lo que soñé, que no tengo escrúpulos en ponerlo por escrito; además de fascinante lo considero útil en el más hondo sentido humano de la expresión.
Soñé que me encontraba en una habitación en la que esperaba dormirme. Se trataba de una estancia modesta, con algo de laberíntico, de intrincada estructura arquitectónica, misteriosa y anacrónica. Una mujer de edad indefinida atravesó silenciosamente el recinto, sin siquiera mirarme, y yo tampoco me dirigí a ella mas que con mis ojos. Después de esto sigo soñando… y con mi consciencia onírica, sueño que he despertado, recordando en mi sueño que yo me hallaba a punto de dormirme en la habitación a la que me he referido. Pero no despierto en ella, esta es otra, muy espaciosa, casi lujosa, casi como la que podría hallarse en un hotel de cinco estrellas. Ante esto mi asombro no tuvo límites. De pronto el escenario cambia, porque sueño que en un lugar que no recuerdo, o que no apareció en el sueño, estoy contándole a un grupo de personas la historia de los dos cuartos. En el sueño yo siento que ya estoy totalmente espabilado, contando un sueño tenido durante la noche, que ya forma parte de mi vida pasada; pero no es así, pues aunque de modo desdibujado, recuerdo que después del sueño de las dos habitaciones y el de mí soñado despertar, tuve otros tres o cuatro sueños muy gratificantes. Todo esto sucedió en el tiempo onírico.

Hasta que despierto al alba, al tiempo que marcan los relojes, al tiempo de la vigilia; o sea que he despertado sucesivamente dentro del sueño y del sueño.

Se me ocurre pensar que una experiencia como la que acabo de transcribir, no resulta susceptible de ser interpretada de acuerdo con la doctrina freudiana de los sueños, pues nada en el día al que siguió la noche en que soñé que despertaba sucedió para que se pusiera en actividad, como un proyector de películas, mi inconsciente. Recordé, con esto termino mi recuento onírico, la magistral novela corta de Vladimir Nabokov Cosas transparentes, en la que de modo incontrovertible se refuta, sin desmedro de la poesía narrativa, propia de toda ficción genial, la teoría de los sueños del psicoanálisis.

Consejo al lector:
Si has leído este texto en su totalidad, da lectura a la novela de Nabokov, que siempre recordarás aunque olvides este breve texto.