martes, 17 de junio de 2014

Breve esbozo acerca de Linda boquita y verdes mis ojos de J.D Salinger

GUADAÑAZOS PARA LA                           
BeLLA ViLLA            
                " La literatura a tajo abierto"     

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Edición No. 142, junio de 2014
Directores: 
Raúl Jaime Gaviria
Hernán Botero Restrepo 
Publicación de Revista Asfódelo
email: revistasfodelo@yahoo.com








Breve esbozo acerca de Linda boquita y verdes mis ojos de J.D Salinger
Raúl Jaime Gaviria

J. D. Salinger es considerado, hoy por hoy, un autor de culto. Alrededor de su vida y de su obra se ha edificado todo un mito. Cuando uno aborda críticamente a un autor de estas características corre el riesgo de dejarse obnubilar por esta enrarecida atmósfera, de ahí que sea necesario realizar, previo a la lectura, un ejercicio interior de profilaxis literaria frente al texto y al autor y leerlo como si se leyera a un desconocido o a algún amigo que le pasara a uno un texto cualquiera.  Así fue como abordé este relato de Salinger, sin ningún prejuicio. Primero lo leí en inglés, ya que, por lo general, las traducciones al español me resultan poco confiables, puesto que muchas veces desvirtúan el sentido de lo que el autor pretendió decir en su idioma original.

Linda boquita y verdes mis ojos de J.D. Salinger es un cuento, como todos los de Salinger, que no permite una lectura superficial, hay que ahondar necesariamente en las diversas capas subtextuales para desencriptar el mensaje cifrado. Con Salinger hay que, por decirlo de algún modo, aprender a leer lo que no está escrito, lo tácitamente expresado. En el intrincado mapa que se desplegó ante mis ojos en este cuento pude vislumbrar algunos puntos interesantes que paso a resumir. 

Es interesante ver como el autor, durante todo el relato, no suelta prenda en lo que respecta a lo que piensan los personajes, de ahí que recurra a la narración en tercera persona omnisciente, y que el final del cuento resulte imprevisible para el lector pues el autor no le proporciona al lector ninguna pista que le permita hacerse una idea, siquiera aproximada, de lo que sucede al interior de los personajes.

El cuento se centra en los personajes de Lee y Arthur, un par de amigos, abogados de la ciudad de Nueva York, que sostienen una conversación telefónica en medio de la noche. Arthur le pregunta a Lee si sabe dónde se encuentra su esposa Joanie, a lo cual Lee, con toda la sangre fría, responde que no, a sabiendas de que la tiene a su lado, acostada en la cama. Durante casi toda la conversación telefónica Arthur emplea repetidamente (en la versión inglesa original) la palabra Cristo (Christ) así como la expresión ¡Por Cristo! (Christsake) lo que indica inseguridad de su parte y su alto nivel de frustración frente a la relación con Joanie. En realidad no se trata de un diálogo puesto que Arthur utiliza a Lee como campana de resonancia, dejando fluir por medio de su monólogo incoherente toda la carga de impotencia que subyace en su interior. Sin embargo, conociendo la técnica narrativa de Salinger, es preciso que el lector no apresure ningún tipo de consideraciones en relación con el fondo de los personajes. La tesitura real de estos solo es revelada al final del cuento e incluso luego de una profunda reflexión posterior a su lectura.

Volviendo a la historia, el personaje de Lee, a diferencia del de Arthur, se muestra seguro y calmado, dueño absoluto de la situación y lleva su cinismo al extremo de darle consejos a Arthur, pretendiendo consolarlo. Esta situación se da vuelta al final del relato luego de la segunda llamada de Arthur, que sabe que Lee se encuentra con su esposa y aun así le miente a su amigo diciéndole que Joanie ya ha llegado a casa. Aquí los papeles se invierten y el consolador pasa a ser el consolado, el engañador se convierte en el engañado. El texto implícito que podría aflorar en la mente de un lector avisado podría ser:  

–No eres más que un tonto Lee. Siempre he sabido que me engañas con Joanie y ¿sabes qué? me importa un bledo. Lo que me duele es que seas lo suficientemente estúpido como para no darte cuenta de que ella me trae sin cuidado. Hace mucho dejó de ser la niña pura de rosa y blanco de mi poema, la chica de los hermosos ojos verdes y la linda boquita y ahora es tan solo una putita que se acuesta con el primer estúpido que se le pase por el frente. Hoy eres tú, mañana podrá ser el panadero o el chico de los recados. Creías que me engañabas y por ello te sentías poderoso e inteligente. No Lee, tú eres igual de fracasado que yo y te diría que incluso mucho más, por lo menos yo soy consciente de mi fracaso y soy consecuente con ello. En cambio tú, tu además de fracasado eres patético.

Linda boquita y verdes mis ojos es, en el fondo, un cuento acerca de la soledad y la deshumanización que tiene ocurrencia en las grandes urbes norteamericanas, lo que deviene en la trivialización de los sentimientos y la instrumentalización de las relaciones humanas. La amistad de Arthur y Lee es tan solo un simulacro de amistad, así como la relación matrimonial de Arthur y Joanie y el affaire de Lee con Joanie son tan solo simulacros de relaciones interpersonales puesto que en una ciudad como Nueva York (en donde el aislamiento del ser humano con respecto a sus congéneres es casi que total) es muy difícil el que se establezcan tipos de relaciones verdaderamente humanas. La conversación de Arthur con Lee es en realidad una conversación de Arthur consigo mismo, aquí el interlocutor es una mera excusa. Y para Lee la conversación telefónica con Arthur tiene valor solo en la medida en que Joanie es testigo de esta. Lee se muestra condescendiente y comprensivo con Arthur con la clara intención de reforzar ante Joanie su imagen de “el amante”, del hombre fuerte y seguro de sí, en contraste con la debilidad del hombre inseguro, de “el marido” que se encuentra al otro lado de la línea. Muy seguramente, de haber estado solo, Lee le hubiera colgado al instante el teléfono a Arthur. 

Lo falso de la amistad entre los dos personajes se puede apreciar con máxima claridad en el cuento durante la corta conversación que tuvo ocurrencia luego de la segunda llamada de Arthur, cuando este le dice a Lee que Joanie acaba de llegar a casa. Con esto Arthur derrumba todo el discurso de pretendida seguridad de Lee quien, al verse descubierto, solo le queda la vía de la auto-confrontación, de ahí que, aparte de sentirse mal, se disguste también con Joanie, pues el valor que Lee le otorgaba a esta residía exclusivamente en el hecho de que el traicionar la “amistad” de Arthur con ella lo hacía sentirse importante.

El cuento, a pesar de generar cierta abulia a causa del extenso monólogo de Arthur, es una pequeña obra maestra puesto que somete al lector, en unas cortas páginas, a establecer una relación contradictoria con ambos personajes masculinos (el personaje de Joanie, neutro en principio, se devela a posteriori a partir de la revelación de la naturaleza real de los personajes de Arthur y Lee). El lector, en principio, tiende a solidarizarse con Lee y a sentir antipatía por Arthur lo que cambia abruptamente al final de la historia luego de la última llamada telefónica y por decirlo así de la transfiguración heroica de Arthur. Al parecer a Salinger le gusta jugar con el lector y lo hace bastante bien. De ahí que no se trate del tipo de autor que pueda ser resistido por todo tipo de hígados literarios. Salinger no es, ni mucho menos, el autor que le ofrece la historia en bandeja a sus lectores. A las historias de Salinger hay que rumiarlas para poder apreciarlas en toda su significación. Hay que sumergirse mucho en ese mar para recoger las escasas perlas que allí yacen. Los cuentos de Salinger no basta con leerlos una sola vez, la relectura se hace indispensable pues, como sucede con los mejores vinos, a este autor no es posible degustarlo toscamente con la lengua sino que se requiere de un paladar literario bastante fino y sobre todo muy ejercitado.