miércoles, 3 de diciembre de 2014

POEMAS INCONVERS.O.S (16,17,19)

GUADAÑAZOS PARA LA                           
BeLLA ViLLA            
                " La literatura a tajo abierto"     

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Edición No. 165, diciembre de 2014
Directores: 
Raúl Jaime Gaviria
Hernán Botero Restrepo 
Publicación de Revista Asfódelo




POEMAS INCOVERS.O.S. (16,17,19)

Por Raúl Jaime Gaviria


TRAGEDIA DE UN ANTIPOETA

Ya alguien me lo había dicho
no puedes ser antipoeta
si no tienes un Fox Terrier
y yo, que soy incrédulo,
no le creí ni media.

En las noches
sacaba mi libreta
e intentaba escribir antipoemas
pero no había caso
sólo salían poemas
de diferentes estilos eso sí:
clásicos
románticos
parnasianos
simbolistas
dadaistas
surrealistas
creacionistas
objetivistas
y de otras escuelas que ya ni me acuerdo
pero de antipoemas
nanay nanay
y a mí lo que me interesa son los antipoemas.

  
Una noche
cuando pergeñaba un soso poema al estilo dadá
la angustia me pudo
y quise arrojarme por el balcón
menos mal que mi apartamento no tiene uno
pero la intención estaba.

Ni que decir que a la primera hora del siguiente día

me tenían en la puerta de la tienda de mascotas.


POETA RADICAL

Yo soy el poeta radical
el políticamente incorrecto
el que haciéndole caso a Hölderlin
ya no escribe versos en tiempos de penuria
los míos son “inconversos”
de mí no esperen
poemas de pastelería
fabricados en serie
cocinados a la temperatura adecuada
en los hornos del lenguaje
y luego empacados
en papel celofán de todos los colores
de mí solo obtendrán
aquello que les pueda estallar
en las manos
y en los oídos
bombas de relojería
en forma de palabras
lo mío es un grito enrabietado
los versos se los dejo a otros.



DIÓGENES EL CÍNICO DE CÍNICO NO TENÍA NADA

Diógenes de Sinope
el hijo del banquero Hicesias
solo poseyó cuatro objetos
en medio de su pobreza
aparte de su tonel:
un zurrón
un báculo
un manto
y un cuenco
del cual se desprendió
al ver a un niño
bebiendo agua
de sus palmas
no sin antes
increparse a sí mismo
por aún poseer cosas superfluas.

Incluso el manto
lo cambió
por un viejo candil
a cuya luz buscó
durante años
a un hombre justo al que nunca halló.

  
Un día
Al ser visto masturbándose
en el Ágora
fue insultado por algunos
 a lo cual él respondió amargamente:
—Dicha grande fuera
si con tan sólo frotarme el vientre
el hambre se extinguiera —.

Diógenes
era tenido por perro
en el sentido estricto
de la palabra
de lo cual se enorgullecía.

Invitado alguna vez
a un banquete
y cual de un perro se tratara
a son de burla
le lanzaron un par de huesos
a lo que Diógenes respondió
plantándoles cara
y orinándolos de frente.


Bella fue también su muerte
a causa de la filosa mordida
de un noble canino
y no a manos de un bípedo implume
de uñas planas
apelativo que Diógenes
tenía para los hombres.

Diógenes el cínico
fue el menos cínico de los hombres
pues siempre se mostró tal y como era.

Algo imposible de soportar
para una humanidad tan cínica
como la nuestra.