martes, 16 de octubre de 2012

El gato sin botas y un ratón común y corriente (una fábula trágica)

GUADAÑAZOS PARA LA                               
BeLLA ViLLA            
                " La literatura a tajo abierto"     

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Edición No. 39, octubre  de 2012
Directores: Raúl Jaime Gaviria / Hernán Botero Restrepo
Publicación de Revista Asfódelo
Correo electrónico: revistasfodelo@yahoo.com


El gato sin botas y un ratón común y corriente (una fábula trágica)

Por Hernán Botero Restrepo


Acorralado,
ya sin una sola
posibilidad
de escapar
del gato
el ratoncillo le suplicó:
señor, no me quite la vida.
El gato – ya sus zarpas y dientes
se aprestaban a destrozarle-
también ociosamente le preguntó:
¿cómo te llamas?
A lo cual le contestó el ratón:
los ratones no tenemos nombre
¿o acaso tengo trazas
de animal de dibujo animado?
pobre ratón anónimo
me pides lo imposible
adujo el gato.
¿Es qué acaso no sabes
que a lo largo de siglos
la evolución nos programó a los gatos
para matar roedores como tú?
¿la evolución? balbuceó el ratón.
¡Oh Dios de los animales,
salva mi vida!
Y tú santo de Asis
patrono de todos nosotros
¡sálvame de esta fiera!
tu dices en el “Cántico de las criaturas” que...
-mas el gato lo intrerrumpió-
y dirigió al ratón sus últimas palabras:
-no seas iluso Mickey,
no hay Dios que cuide de los animales,
ni estos tienen un santo patrón-
Don Micifuz se rió
y se dijo: -este es el primer ratón de biblioteca
que me toca matar,
además lo que voy a hacer con él
no es un acto inmoral;
yo como todo animal soy ateo.
Y aquí acaban la fábula y la vida de Mickey.

Deduzca el lector la moraleja
que crea conveniente
y si no halla ninguna
métase en las pieles del gato o del ratón.