lunes, 29 de octubre de 2012

Un universo descentrado

GUADAÑAZOS PARA LA                               
BeLLA ViLLA            
                " La literatura a tajo abierto"     

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Edición No. 41, octubre  de 2012
Directores: Raúl Jaime Gaviria / Hernán Botero Restrepo
Publicación de Revista Asfódelo
Correo electrónico: revistasfodelo@yahoo.com


Un universo descentrado

Por Raúl Jaime Gaviria

  Cuando decimos que algo es el centro de algo nos referimos al carácter fundamental que ese centro posee para ese algo. Y así como para el monoteísta Dios, Allah o Y-veh se constituyen en el centro vital de sus existencias, para el amante lo será el ser amado. Cuantas veces no hemos escuchado baladas populares con frases como: “tu eres el centro de mi vida”, y así una infinidad de ejemplos más que nos remiten al carácter de sentido de convergencia y confluencia de fuerzas conferido a este concepto de centralidad. Esto es válido tanto para la medicina como para las matemáticas pasando por la arquitectura, la política y hasta el deporte, valga el ejemplo del fútbol, el más popular del mundo, que da siempre inicio a sus batallas balompédicas con la esférica ubicada en el centro del campo de juego.

  El centro del cuerpo humano se localiza simbólicamente en el corazón pues en caso de este detenerse la muerte sobrevendría ipso facto, y cuando el corazón enferma, el organismo entero se resiente y su ritmo se ve modificado. Con las ciudades ocurre exactamente lo mismo, sus centros son el reflejo de las sociedades de sus respectivos países. Si en estos hay guerra esta se verá intensificada en los núcleos de las grandes y no tan grandes urbes. También la cultura y el mundo de lo intelectual se asientan con un mayor grado de impacto allí y esto,en gran medida,por una simple cuestión de distancias y de economía. Y después de este fatigoso rodeo, por el cual extiendo mis excusas (es incorrecto pedirlas pues en un sentido estricto eso sería exigir que el otro se disculpase) llegamos por fin a lo central de este artículo. Hace unos pocos años que salió a la luz una publicación cultural con el no muy original nombre de Universo Centro que pretendía tomar las banderas de la defensa y apropiación cultural del centro, lo que en principio, al menos para mi, constituyó un motivo de regocijo que pronto derivó en un sentimiento de frustración. pues la apelación al centro que encontré en este periódico cultural no pasaba de ser epidérmica. Una sección en particular atrajo mi atención,por lo grotesca, llamada "Estilario" y firmada por Raúl Trujillo en el que se presentaban a personajes "típicos" del centro como si se tratara de modelos de farándula, no se por qué no pude evitar pensar en alguna publicación de principios del siglo pasado donde se presentaban los diversos tipos humanos divididos por razas y etnias con títulos tan sugestivos como: "Hombre negroide con lanza", " Mujer del tipo asiático recogiendo agua" , " Grupo de niños aborígenes australianos jugando con serpientes" y otras perlas similares.

  Lo que queda claro es que dentro del espíritu general de Universo centro no se observa un real interés por el acontecer social del centro que es bastante preocupante, sino un afán pseudo-snob (los verdaderos snobs de la escuela de Oxford merecen todo mi respeto) de presentar una falsa actitud contestataria sin riesgos vitales y desprovista en un todo y por todo de un corpus discursivo coherente. De cuando en vez dejan deslizar, o se les cuela, como por casualidad, algún artículo pasable e incluso alguno interesante (rescato a Eduardo Escobar y a Alfonso Buitrago como los mejores) , pero esas golondrinas no son suficientes para amainar el invierno de contenidos que padece desde su creación. Además está la evidente falta de independencia política que actúa necesariamente como camisa de fuerza para la creación y el pensamiento. Depender en tal grado de un grupo político o una administración en particular no solo es dañoso sino que amenaza a la larga la sostenibilidad no solo económica sino ideológica de la publicación pasando a convertirse en un mero arrume de papel que ni dice ni aporta nada al desarrollo de nuestro ser cultural.

  Por mi parte, y esto puede sonarles contradictorio debo confesarles que quizás sea yo uno de los mayores acaparadores de Universo Centro, pues inmediatamente que sale de imprenta, me apodero de innumerables ejemplares en bares,cafeterías y librerías del centro y de Laureles aunque esto lo hago no por mí sino por mi perrita Fox Terrier, que es muy afecta a la publicación y que de poder hablar confirmaría que lo que digo es cierto.