BeLLA ViLLA
" La literatura a tajo abierto"
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Edición No. 91, julio de 2013
Directores:
Raúl Jaime Gaviria (revistasfodelo@yahoo.com);
Hernán Botero Restrepo (boterohernan@yahoo.com)
Publicación de Revista AsfódeloRaúl Jaime Gaviria (revistasfodelo@yahoo.com);
Hernán Botero Restrepo (boterohernan@yahoo.com)
Colaborador permanente: Rubén López Rodrigué (rdlr@une.net.co)
Tres poemas en homenaje a Charles Dickens
Hernán Botero Restrepo
I
Por cuanto
hay de sagrado y de profano,
por el
paladio de Atenea y las cebollas de Neruda,
por Dionisos
y Apolo
no me
comenten nada sobre el hombre
que creó a
Mistress Gamp
a Mister
Pecksniff
y a toda una
Inglaterra imaginaria
que seguiría
durando aunque se hundiera
la
Inglaterra real.
Si el tema
los seduce
es mejor que
se cosan los labios
con el hilo
inocente del silencio
y si desean
hablar a toda costa
charlen o
pontifiquen sobre Husserl
o sobre
Miguel Ángel
como hacen
las señoras
en el poema
de Eliot.
Sentarme con
ustedes
a beber un
café o una cerveza
me ha de
resultar grato,
fascinante y
quizá inolvidable,
si en la
reunión no se pronuncia el nombre
del mago de
los magos.
Hasta un
silencio en blanco y prolongado
durante varias
horas
me resulta
aceptable
Frente a
cualquier palabra que se refiera a Dickens.
Y créanme: sea lo que sea
Lo que sobre
el autor de Las campanas
me pudieran
decir
me hará
pensar que nunca lo han leído.
II
Londres es
la ciudad que recreó Charles Dickens,
la metrópoli
que
descubrió, que existía
antes de que
el naciera,
que vivió en
su niñez,
que en
esencia no fue
una niñez
dichosa,
si hay alguna
que lo sea;
tal puede
ser la regla
mas como
toda regla
tiene sus
excepciones,
en todos los
lugares del planeta,
las
excepciones pueden ser numerosas.
Sea como sea
El niño
Dickens debió haber vivido
por lo menos
momentos felices.
Horroriza
saber que han existido,
existen y
habrán de existir
niños y
adolescentes que ni siquiera
han gustado
ni gustan ni habrán de gustar,
una vez,
aunque sea solo una,
el sabor de
la miel de la vida.
En los
libros de Dickens,
cuando en
ellos evoca su infancia,
es difícil
encontrar el
recuerdo de esa miel.
Pero siento
que me voy por las ramas
y vuelvo al tema de mi elogio a Dickens:
el Londres
del autor del Oliver Twist,
fue un
Londres todo poesía
a veces muy
sombría
y muy alegre
a veces
y por más
que se haya transformado
es hasta hoy
su ciudad,
y en un
grado más pleno
que en el
que es de Balzac La ciudad luz
y son de
Dostoievski
Moscú y San
Petersburgo.
El único
dueño de otra gran ciudad,
que nos hace
pensar que lo fue tanto
recreándola
como Dickens
a Londres,
fue el Galdós
de Madrid.
III
Si él pidió
que ella le concediera una audiencia
es algo que
no sé
y no tiene
ninguna importancia.
Sea como
haya sido,
El encuentro
de la Reina Victoria
con Charles
Dickens
en
Buckingham Palace
tuvo lugar y
tiempo.
La testa
coronada de Inglaterra
fue hechizada
por Dickens,
el Rey de la
novela,
como lo
apoda John Irving
(su heredero
legítimo
en los
tiempos que corren).
No sabemos
sobre que conversaron,
pero sí que
durante la audiencia
la monarca y
el poeta
permanecieron
de pie.
Victoria no
le dijo: siéntese,
al poeta
pero ella
tampoco tomó asiento.
Muy de
Dickens y muy de Victoria
es este
encuentro
que tanto
nos revela
sobre el
poder y la poesía,
y los
absurdos vínculos
y extrañas
relaciones
que los
aproximan.