BeLLA ViLLA
" La literatura a tajo abierto"
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Edición No. 88, julio de 2013
Directores:
Raúl Jaime Gaviria (revistasfodelo@yahoo.com);
Hernán Botero Restrepo (boterohernan@yahoo.com)
Publicación de Revista Asfódelo Raúl Jaime Gaviria (revistasfodelo@yahoo.com);
Hernán Botero Restrepo (boterohernan@yahoo.com)
Colaborador permanente: Rubén López Rodrigué (rdlr@une.net.co)
Las
reputaciones de Juan
Gabriel Vásquez, una novela irregular
Hernán Botero Restrepo
No me sumo al coro de los que se han referido
a la última novela de Juan Gabriel Vásquez Las
reputaciones como a una novela perfecta. Tampoco estoy de acuerdo con
Vargas Llosa quien juzga al autor como una de las voces más originales de la
nueva literatura hispanoamericana. Esta última salida novelística de Vásquez se
me hace una novela irregular, con grandes aciertos pero también con algunas
fallas, que aunque no son muchas en realidad, resulta necesario tener en cuenta
a la hora de juzgar la obra.
Me
referiré en primer lugar a los aciertos: su prosa tersa, impecable
gramaticalmente, el que en la novela se plasme a cabalidad la totalidad
intimista del protagonista (el caricaturista bogotano Mallarino), zaheridor lúcido
de la actualidad política del país. También acierta el autor en la recreación de
la vida amorosa y amical del personaje. Todo esto se despliega a lo largo de
las 139 páginas del relato sin morosidades ni prisas que enmarañen o difuminen
su unidad.
En
el plano de la reflexión sobre lo que va narrando la tercera persona acierta en
todo lo que se refiere al arte de la gran caricatura (la evocación de Ricardo Rendón
es magnífica); no menos que lo que son en su intimidad el protagonista y los
seres que le son más allegados, ya sea afectiva o desafectivamente. El diálogo
es ágil, sin atropellamientos ni circunloquios vanos y el manejo de la trama
convincente y efectivo. El elemento dramático, casi trágico, está tratado con
la solvencia de un narrador muy capaz. He de referirme a continuación a lo que
no encuentro logrado estéticamente en la obra ya que se encuentran en ella lunares
que la demeritan. Paso a señalar los más
destacados: ante todo el modo de enfocar un trauma sexual infantil llevando
su rememoración hasta extremos de una
extravagancia literariamente inverosímil y el final de desconcierto gratuito de
la novela que no creo que logre convencer a un lector exigente.
Pasando,
antes de terminar, a un breve episodio taurino que es narrado en la obra,
quiero señalar la estolidez con que el narrador en tercera persona cuenta como
un toro fue silbado e insultado por el público. ¡Cómo es posible que la ruindad
de silbar y tildar de cobarde a un pobre cornúpeto le pase desapercibida!
Y para terminar, no he pergeñado estas líneas
ni para promover a todo trance la lectura de Las reputaciones ni para que no se la lea.
Apostilla final:
Si el sin disputa grandísimo novelista Mario
Vargas Llosa puede cometer en el plano de
la crítica el despropósito de negar hasta el
pan y la sal a una escritora tan interesante como Patricia Highsmith (lo
hizo en un artículo de Piedra de toque)
es susceptible de equivocarse en la valoración hiperbólica que hace de la
irregular novela de Vásquez.