BeLLA ViLLA
" La literatura a tajo abierto"
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Edición No. 105, octubre de 2013
Directores:
Raúl Jaime Gaviria
Hernán Botero Restrepo
Publicación de Revista AsfódeloRaúl Jaime Gaviria
Hernán Botero Restrepo
Colaborador permanente: Rubén López Rodrigué
El señor Pip de Lloyd Jones
Hernán
Botero Restrepo
Referirse,
en el plano de las reseñas, a la novela del neozelandés Lloyd Jones, El
señor Pip, es algo que requiere de mucha sindéresis selectiva. En primer
lugar, y esto se cae de su peso en todos los casos, no dejar entrever ni un vestigio
del resumen argumental de la novela,
ni de Grandes esperanzas de Dickens,
la obra que inspiró este libro y de la que El
señor Pip recibe, sospecho con motivos evidentes, la mayor parte de su
alma, digo la mayor parte porque lo que no es específicamente dickensiano en la
novela del neozelandés es muy profundo e intenso (como lo es la escritura de
Dickens) y se puede observar en el trasfondo bélico de la novela de Jones,
específicamente en la guerra implacable que hacen unos vecinos de una isla
situada en la proximidad de la de Bouganvillea, en donde se desarrollan todas
las peripecias de esta historia.
Hay
que subrayar el entrelazamiento envidiable entre la novela de Dickens y las
circunstancias guerreras que se dan en el libro de Jones, en las que se ven
envueltos los nativos de Bouganvillea y sus enemigos, a quienes se les conoce,
por el color de su piel, como pielesrojas.
Lloyd
Jones, con El señor Pip, es el primer
escritor neozelandés que agrega la voz de una gran escritura poco conocida en
nuestro ámbito, y que ha llegado a nosotros por medio de una excelente
traducción. Esta novela me hace pensar, por su extraordinaria calidad estética,
en el compositor más grande de Nueva Zelanda, Douglas Lilburn, conocido y
reconocido en Occidente por medio de las grabaciones de algunas de sus
magníficas obras.
Pero
volvamos a El señor Pip, y centrémonos
en algunos de los aspectos que hacen de esta obra un texto magistral. En primer
lugar, he de señalar el tema de la
relación vida-literatura en sus más variadas modulaciones, desde la
pedagógico-imaginativa hasta la trágica. Además está la riqueza, no agotada
explícitamente, de Mr, Watt,
protagonista de la obra, en una caracterización que lo equipara al Pip de
Dickens, tanto como lo distingue.
El señor Pip
es una novela de indudable originalidad; ese ideal, que casi nunca se plasma en
la obra de arte, constituye un mosaico variopinto y convincente en los planos
de lo narrativo y lo vital. Este abigarrado cuadro multicolor involucra tanto a
los negros de Bouganvillea como a los pielesrojas y a los blancos. Además de lo
anterior, El señor Pip, es quizás el
más grande homenaje que la literatura de ficción haya rendido al genio de
Portsmouth.