BeLLA ViLLA
" La literatura a tajo abierto"
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Edición No. 125, febrero de 2014
Directores:
Raúl Jaime Gaviria
Hernán Botero Restrepo
Publicación de Revista AsfódeloRaúl Jaime Gaviria
Hernán Botero Restrepo
email: revistasfodelo@yahoo.com
Después
del concierto (un diálogo)
Autor:
Hernán Botero Restrepo
Personajes:
Alberto, Bernardo y Carolina
Locación
y contexto:
Afueras del Teatro
Metropolitano de Medellín. Alberto, Bernardo y Carolina acaban de asistir a un
concierto sinfónico. Entre los tres cuentan aproximadamente cien años. Son profesores
de filosofía en una universidad de nuestra Bella Villa.
Alberto-
Un magnífico concierto, no cabe duda. La orquesta estuvo a la altura de las
obras.
Bernardo- Yo
no conocía Les francs juges de
Berlioz y me ha parecido que no tiene nada que envidiarle a El idilio de Sigfrido ni al Egmont de Beethoven ni al Zaratustra de Strauss.
Carolina-
Por cierto, a mí se me hace más nietzcheano Berlioz que Strauss, a pesar de su Zaratustra.
Bernardo- Por algo Berlioz era el compositor preferido
de Nietzsche.
Carolina- ¿De veras?... yo no recuerdo eso… bueno, a
menos que se diga en las dos obras de Nietzsche, que aún no he leído, Nietzsche contra Wagner y El caso Wagner.
Alberto-
Yo leí hace mucho tiempo esas dos obras y francamente no recuerdo si Nietzsche
se ocupa de Berlioz.
Bernardo-
Yo tampoco he leído los libros contra Wagner, pero en Mi hermana y yo, si Nietzsche
en verdad es su autor, se encuentra un elogio insuperable de Berlioz.
Carolina-
¡Ese libro es un pastiche que no escribió Nietzsche!
Bernardo- Pues de ser así es el más grande de los
pastiches, pero por no sé qué motivos los nietzscheófilos “serios” no le han
prestado la menor atención.
Alberto-
Yo tengo todas las ediciones de las obras completas de Nietzsche en español
porque no entiendo alemán. — Un taxi, ¡ah está ocupado! — Y ninguna de ellas incluye Mi hermana y yo. No, no he leído ese genial pastiche del que
habla Bernardo. Pero no nos desviemos del tema, sigamos comentando el
concierto. A mí me gustaron todas las obras que se tocaron, pero no creo que Zaratustra
hablara como la música de Richard Strauss. Algo esencial acerca de la obra de Nietzsche
se le escapó a Strauss.
Bernardo-
No estoy de acuerdo contigo Alberto, es más, entre la lectura de Así habló Zaratustra y la audición del
poema sinfónico de Strauss, prefiero el segundo.
Alberto-
¡Qué barbaridad estás diciendo Bernardo!
Carolina-
Yo pienso, como dijo José María Valverde, que el Zaratustra de Nietzsche se caracteriza por un estilo biblista,
hinchado y oratorio. Además, ni los que más han estudiado el zoroastrismo
tienen la menor idea de cómo hablaba en realidad Zaratustra. Ustedes saben que no soy una nietzscheana
incondicional. Pensemos en el übermensch,
no posee ni un rasgo de femineidad, es un ente, conceptual y poético si les
parece, pero es más un ser super masculino que un super ser humano.
Alberto-
Se te subió el feminismo a la cabeza. —Taxi, taxi… paró… Carolina este es el
tuyo. Después seguimos con nuestra charla.
(Alberto
y Bernardo se despiden de Carolina. Continúan esperando sus taxis y se embarcan
en la discusión de si El idilio de
Sigfrido es una obra que escapa a la crítica nietzscheana de Wagner. Apenas
han comenzado a abordar el tema cuando aparecen dos taxis desocupados. Cada uno
toma el suyo. Obviamente se despiden como amigos y colegas que comparten, en
diferente grado, la admiración por Federico Nietzsche).