jueves, 30 de octubre de 2014

Poemas de Hernán Botero Restrepo

GUADAÑAZOS PARA LA                           
BeLLA ViLLA            
                " La literatura a tajo abierto"     

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Edición No. 160, octubre de 2014
Directores: 
Raúl Jaime Gaviria
Hernán Botero Restrepo 
Publicación de Revista Asfódelo




Poemas de Hernán Botero Restrepo

Advertencia

Esta poesía no está dedicada a los psiquiatras
de este planeta loco,
por eso nunca acudo a su consulta
para decir en ella
(es un ejemplo):
soñé lo del angélico ente
que contestó a mi súplica.
¡Es tan gracioso
cuanto pueda ocurrírsele al loquero
que en plan de hipnología,
y en la práctica
tanto como en la teoría
disecciona los sueños
soñados o inventados por los otros!
Mas prefiero perderme esta comedia
para no soportar
sus estultos silencios.

El poeta presta sus palabras al esquizofrénico 
o quizás al contrario

Se ha cerrado la ventana
a través de la cual el mundo y yo
intercambiábamos una que otra mirada
sin que el uno se enamorara del otro.
Recuerdo también que la luna intentaba colarse en mi cuarto
por la ventana cerrada
sin que yo festejara su intento,
tan metido dentro de mí solía encontrarme.
Ahora siento que todo me ha dado la espalda
que se me ha vuelto una ausencia de rostros.
Soy como un monje sin fe alguna,
tonsurado a la fuerza
y al que no obstante
devoran las llamas de un auto de fe.
Hastiados de lo que les di siempre: mi espalda
todos me enfrentan con la suya
inútilmente.
También yo estoy de espaldas
a la ventana y al mundo
al todo y a la nada.





miércoles, 22 de octubre de 2014

Preguntas al poeta Raúl Jaime Gaviria (Parte I)

GUADAÑAZOS PARA LA                           
BeLLA ViLLA            
                " La literatura a tajo abierto"     

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Edición No. 159, octubre de 2014
Directores: 
Raúl Jaime Gaviria
Hernán Botero Restrepo 
Publicación de Revista Asfódelo




PREGUNTAS AL POETA RAÚL JAIME GAVIRIA (Parte I)
Por Oscar González

¿Cómo y en qué sentido, o que sentido le ha dado usted, a lo que ha desarrollado desde su libro inicial: Ciclo natural, La Cruz de Maroro y Permanencia en los signos, hasta este nuevo libro: INCONVERS.O.S, y por qué?

Le faltó mencionar Los ojos del beduino del que apenas se publicaron un centenar de ejemplares en el 2006. Ciclo natural es un libro muy pobre a nivel poético. Eran los inicios de los noventa y yo recién había conocido el mundo de la poesía de una manera un tanto tardía, porque ya pasaba de los veinte años. No tenía mayores referentes de la tradición poética hispanoamericana y mucho menos de la universal, de ahí que esos poemas que inicialmente eran larguísimos (y para colmo rimados), luego de sufrir un proceso inmisericorde de mutilación quedaron reducidos a la mínima expresión. Hubo poemas originalmente de treinta o cuarenta versos que se redujeron a un par de versos cortos. Yo creo que esto es lo más rescatable, el hecho de haber tenido el coraje de encarnizarme con mi propia escritura desde un principio. Curiosamente se editaron mil ejemplares y casi todos se vendieron, para mí que fue debido a las ilustraciones que estaban bastante bien.  Luego de Ciclo natural pasaron diez años sin publicar hasta que en el 2002 publiqué La cruz de Maroro,  con el que me di el lujo de experimentar a mis anchas con el lenguaje. Se trata de  un libro extraño plagado de poemas herméticos ininteligibles, algunos de cierto aire surrealista, otros de tono misticoide. Lo mejor fue que un amigo, muy buen músico, se interesó por musicalizar los poemas y se logró editar un CD bien interesante, posteriormente los poemas fueron interpretados desde la danza por una bailarina profesional. Ahí me di cuenta de que la poesía tenía necesariamente que dialogar con las otras artes, que no podía permanecer enclaustrada en el convento de “lo literario”. Permanencia en los signos fue otra cosa, un libro más ajustado al formato tradicional de la poesía colombiana donde predominan los poemas breves de corte mas bien simbolista, en ese libro comienzo con los juegos de palabras y el doble sentido, recuerdo especialmente uno que quiero mucho, una especie de haikú: Entre el cielo y yo/ la gravedad/…de la caída.  En el poema se hace la doble alusión a lo físico y a lo espiritual. La palabra gravedad, en  el segundo verso, parece referirse solo al fenómeno físico y en el último verso devela su sentido espiritual. Mi cuarto libro, Los ojos del beduino, es quizás el más difícil de digerir, es un libro que escribí como homenaje al Rimbaud de Abisinia, al poeta del desierto que había cambiado el canto de las vocales de su nativa Francia por el silencio de las consonantes del dialecto de los bereberes. Este libro tiene la particularidad de que es imposible comprenderlo si no se lee en el contexto de “el viaje” y más específicamente del viaje por el desierto, y aquí me refiero principalmente al desierto interior. Son en total treintaisiete poemas y todos se titulan de la misma forma: desierto y van numerados del uno al treintaisiete. Los poemas de este libro no tienen mayor sentido si se leen individualmente, solo lo adquieren al momento de lograr, por decirlo de alguna manera: “ver el gran cuadro”. Algo bien interesante de este libro es que logré jugar con el concepto de espacio. Los poemas se encuentran dispuestos en la parte superior de la hoja, y al tratarse de poemas muy breves, la mayor parte de la página queda en blanco, lo que fue intencionado para reforzar la sensación de desierto que permea todo el libro. Después de este libro y su fuerte carga de silencios llegué a pensar que la poesía había terminado para mí, no veía por donde continuar… hasta que llegó el grito, la sublevación de la palabra en INCONVERS.O.S, confieso que me sorprendí de este tránsito meteórico del silencio al alarido ya que los primeros poemas de este libro los escribí a finales del 2006. Lo que siento es que el grito se encontraba en estado latente en mis otros libros y lo que sucedió en INCONVERS.O.S es que ese gritó pudo hallar finalmente su medio más adecuado para manifestarse libremente. Finalmente, a través de ese grito libertario puedo revelarme de una forma más integral, más madura, una voz que reivindica un nombre y un apellido: Raúl Jaime Gaviria y no simplemente Raúl Jaime como firmé mis cuatro libros anteriores, consciente que se trataba tan solo de la simiente de algo por venir. De ahí que lo que se ha desarrollado desde Ciclo natural hasta INCONVERS.O.S no es otra cosa que el devenir de una poética que no pretende alinderarse en una fórmula específica ni en una escuela estética ni en un estilo particular, se trata más bien de un “dejarse llevar”, de una confianza y una fe en la palabra de la que, quien escribe se asume como mero instrumento, como medio de lo que necesariamente ha de ser dicho en determinado momento y que hallará su sujeto en el tiempo y espacio adecuados. No se trata de una obra que se desarrolla desde una “coherencia literaria” que permita cómodas disecciones o cuadros comparativos del “antes” y el “ahora” por parte de los académicos. Es una obra irregular, con sus altas y bajas, sus rugosidades y sinuosidades, sus errores y aciertos, sus cambios de ritmo y de tono, así como lo es la vida que, como el río de Heráclito, es siempre cambiante y en la medida en que discurre a través de nosotros nos va transformando y moldeando permanentemente.


 ¿Podría usted indicarnos, por qué y para qué, que intencionalidad tiene o qué le provocó sensitiva para llamar este libro: INCONVERS.O.S?

Mi formación familiar es fundamentalmente católica y a causa de mi admiración por la poesía mística de Tomas Merton  ingresé al seminario de vocaciones tardías Cristo sacerdote de La Ceja, (el mismo donde realizó sus estudios sacerdotales Ernesto Cardenal, discípulo a su vez de Merton). Al finalizar el primer año me retiré. Luego, muchos años después, pasé unos meses en un monasterio benedictino del que me echaron porque me pasaba la mayor parte del tiempo leyendo y descuidaba los oficios de la liturgia de las horas. Todo esto para decir que el título del libro tiene que ver, en primer término, con el hecho de la fe, y principalmente de la fe en mí, y de las contradicciones que se dan dentro de la misma. De hecho las tres últimas letras del título corresponden a la conocida señal de auxilio S.O.S. de la que algunos afirman que significa en inglés Save our Souls (salva nuestra alma) aunque al parecer esto no es cierto. De todas formas no deja de ser intencionadamente contradictorio ese grito de auxilio en color rojo dentro del contexto de una palabra que, curiosamente, no se encuentra registrada en el diccionario de la RAE, pero que para el uso común significa alguien que no esta convertido a la fe de Jesucristo, (no existen inconversos cristianos). De otra parte está también el juego con la palabra versos, los inconversos pretenden deslindarse de los simples versos, ir más allá, rebelarse contra ellos, no se que tanto lo hayan conseguido, pero la intención era esa. De hecho en uno de los poemas lo expreso directamente: los míos no son versos, son inconversos.

En qué elementos, estructuras y posiciones poéticas basa y apoya usted este libro y que lo llevó a ello?

El libro no lo puedo desglosar de la manera que usted me lo pide. Solo le puedo decir que surgió como una necesidad, una pulsión que me invadió en un determinado momento, algún tiempo después de publicar Los ojos del beduino el poemario sobre el silencio y el desierto. El libro se plantea indudablemente como ruptura, aunque no de manera intencionada. Indudablemente que el gesto antipoético es la base fundamental del poemario, lo que permea toda la obra. De todas formas el libro no se inscribe en ningún tipo de escuela o formulación estética específica si tenemos en cuenta que la antipoesía es ante todo una postura ante la vida y la escritura.

En el principio del libro hay una mención evidente a  la antipoesía de Nicanor Parra y después, hay una contracrítica a la antipoesía: ¿Por qué y qué intenta con ello?

Es indudable que en INCONVERS.O.S se retoma como base de acción el gesto antipoético parriano, aunque en sentido estricto no puede hablarse de epigonismo, dada la complejidad de la estructura poética de Parra, que es imposible de imitar. Por algo Roberto Bolaño, que fue gran admirador de Parra, animaba a los valientes a seguirlo, y fueron muy pocos los que se animaron, incluso en Chile, a excepción quizás de Claudio Bertoni, aunque lo de Bertoni esta más en el registro de lo conversacional que de lo antipoético. Lo cierto es que en INCONVERS.O.S hay antipoesía, esto es indudable, por los juegos sutiles del lenguaje, los referentes populares, patrióticos o religiosos llevados a la parodia y la iconoclastia frente al poeta y la poesía misma. Es imposible, al menos en este tiempo histórico, escribir antipoesía negando a Parra, pero no lo es menos que la antipoesía como gesto libertario de la palabra existe desde los tiempos de Aristófanes y que la antipoesía como género sobrevivirá a Parra. Incluso en Colombia tenemos los poemas del Tuerto López que se acercan a este registro como lo demostró acertadamente James Alstrum en su estudio titulado La poesía de Luis Carlos López y la tradición de la antiliteratura en las letras hispánicas editado por El Banco de la República. La antipoesía se enmarca dentro de la llamada tradición de la ruptura donde se reúnen también todos los intentos de llevar la palabra al límite, como sucedió con las vanguardias europeas del siglo pasado. El surrealismo, el dadaísmo y tantos otros movimientos también erigieron sus postulados confrontando lo que existía previamente, muchas veces negándolo de plano. Y esto sucede no solo en la poesía sino en la filosofía, la política, la ciencia etc. Con respecto al poema crítico que usted menciona, se titula “Al diablo la antipoesía” y está escrito en forma de coplas, este poema, o más bien anti-anti poema) fue casualmente el último que escribí para el libro y en ese mismo orden se dispuso en la edición. Lo hice intencionadamente porque sentí que era necesario confrontar no solo la poesía sino la antipoesía misma que también corre el riesgo, en determinado momento, de convertirse en un mero formulismo, que encuentra su nicho de comodidad en el lenguaje. Hoy en día, merecidamente, Parra y su poesía se constituyen, en este momento, en una de las columnas de la poesía chilena, con mayor influencia que la poesía de Gonzalo Rojas llegando casi a equipararse a la de un ícono absoluto como lo es Pablo Neruda. Quizás esto sea algo inevitable, aunque no deja de ser paradójico, el antipoeta coronado como monarca del canon establecido, ¿no le parece? aunque creo que a Parra todo eso le vale un pito. El poema fue más que todo una advertencia para conmigo mismo, para estar atento con lo que pueda venir después. Si escribo más antipoemas en el futuro, me cuidaré de colocarme primero unas buenas antiparras.

miércoles, 15 de octubre de 2014

Reflexiones acerca de los grandes valores de la literatura colombiana del siglo XIX (II)

GUADAÑAZOS PARA LA                           
BeLLA ViLLA            
                " La literatura a tajo abierto"     

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Edición No. 158, octubre de 2014
Directores: 
Raúl Jaime Gaviria
Hernán Botero Restrepo 
Publicación de Revista Asfódelo





Reflexiones acerca de los grandes valores de la literatura colombiana del siglo XIX (II)

Por Hernán Botero Restrepo

Prosiguiendo con la narrativa decimonónica colombiana, tan olvidada como digna de conocerse, en algunos de sus ejemplos, que no son pocos, hay que tener en cuenta la obra de los esposos Samper, que escribieron cada uno por su cuenta obras de excelente  factura estética para su época como lo son: Estella y los mirajes e Historia de un alma de don José María, obra de carácter autobiográfico, con algunas afinidades con el Chateubriand de Memorias de ultratumba . Otra obra a destacarse, en el terreno de la crónica histórica, es: Los piratas en Cartagena, la más conocida de las obras de doña Soledad, aunque no necesariamente la más lograda, que tal vez sea la novela: Un chistoso de aldea ambientada en los tiempos de la independencia, plena del más chispeante humor y rescatada del olvido en una edición reciente. Una obra poco conocida, pero excelente dentro de su género, es la de Felipe Pérez, que se dedicó a novelar el mundo de los incas en tiempos de la conquista con un cierto garbo y poder sugestivo. Las más importantes de entre sus obras son: Atahualpa, Tupac Amaru y Los Pizarros, en ellas se percibe un cierto aroma dumasiano, lo que las hace aún más peculiares.

En lo que atañe a don José María es de resaltar la novela Florencio Conde, la primera novela en que se aborda el tema del mestizaje en Colombia y Martín Flórez, también novela, enmarcada en el cuadro de la Colombia de las primeras guerras civiles luego de la liberación de España.

Entre los autores del mosaico (Museo de costumbres y variedades de Vergara y Vergara y sus amigos) es preciso señalar los aciertos de José Caicedo Rojas, por el humorismo de su libro: Mis paseos al Salto y la novela histórica Don Álvaro. Insistiendo en el humor, hay que celebrar el texto: Un sábado en mi parroquia, y otros cuadros de Fermín de Pimentel y Vargas.

Volviendo a la novela no hay que pasar por alto la obra: El doctor Temis de José María Ángel Gaitán, inspirada en el famoso abogado-bandido Russi, del que en rigor no se conoce con exactitud su trayectoria delictiva, personaje que en nuestros tiempos inspiró la novela Los ojos del Basilisco de Germán Espinosa. No ha de olvidarse tampoco que la obra: Reminiscencias de Santa fe y Bogotá de José María Cordovez Moure también se ocupa del abogado de marras con no poca gracia lo que acerca al autor a Las tradiciones peruanas de Ricardo Palma.

Para finalizar, sin pretensiones de agotar el tema, hay que hablar así sea de algunos de los mejores costumbristas y cuentistas de la región paisa como lo son: don Pedro Restrepo Uribe, Ricardo Restrepo, Manuel Uribe Ángel, Saturnino Restrepo, Eliseo Arbeláez y Camilo Botero Guerra.

Bibliografía de textos breves:

El relato temprano antioqueño; compilador Jorge Alberto Naranjo; El mosaico, variedades y viajes; compilación de José María Vergara y Vergara; Un montañés de Eliseo Arbelaez (primer cuento de mérito escrito en Antioquia); Camilo Botero Guerra (Don Juan del Martillo); Casos y cosas de Medellín.


miércoles, 8 de octubre de 2014

POEMAS INCONVERS.O.S. (10-12)

GUADAÑAZOS PARA LA                           
BeLLA ViLLA            
                " La literatura a tajo abierto"     

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Edición No. 157, octubre de 2014
Directores: 
Raúl Jaime Gaviria
Hernán Botero Restrepo 
Publicación de Revista Asfódelo



POEMAS INCONVERS.O.S. (10-12) 
Por Raúl Jaime Gaviria


LA ROSA DE HUIDOBRO



Cántale a la rosa
o malcántale si quieres

Déjala que florezca o no
en la vida
o en la poesía
si te viene en gana

Nadie es quien
por más Huidobro
que se llame
para decirte
lo que has
o no
de hacer.


ESCUCHANDO EN UN BAR A ADRIANA VARELA




El perfume ronco de su canto
en medio del shock de copas
y la sensación de que la poesía se desliza
por las cuerdas de su voz
como un ninja asesino.

Si yo fuera capaz de dar un alarido
en medio del estrépito de las conversaciones,
de la altisonancia de las gangosas voces alcoholizadas
gritaría: ¡basta ya cacatúas, escuchen a Adriana Varela,
ella sí que tiene algo importante que decir!

Pero como sostenía Claudio Rodríguez
uno no es poeta todo el tiempo,
y es bueno que así sea.

Lo que soy yo,
al menos por hoy,
me conformo con ser un parroquiano más
que se toma sus tragos
y chacharea con sus amigos
pasando olímpicamente de Adriana Varela.



GUERRA A LOS POETAS




Oscureceré todos sus cielos y soles
me internaré en todos sus bosques y les prenderé fuego
destruiré todos sus sueños
quebraré todos sus espejos
me acostaré con todas sus mujeres
quemaré todos sus barcos y naves
secaré todos sus mares
le dispararé a todos sus pájaros
pisotearé todas sus rosas
le cortaré las alas a todos sus ángeles
mataré a todos sus dioses
no descansaré
hasta que no haya nada en sus poemas

                                                 ... luego plantaré allí mis banderas.

miércoles, 1 de octubre de 2014

La flauta de la discordia

GUADAÑAZOS PARA LA                           
BeLLA ViLLA            
                " La literatura a tajo abierto"     

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Edición No. 157, octubre de 2014
Directores: 
Raúl Jaime Gaviria
Hernán Botero Restrepo 
Publicación de Revista Asfódelo



La flauta de la discordia

Por Hernán Botero Restrepo

Cuatro años llevaban viviendo juntos, Rodrigo, María Helena y Nieve, una hermosa perra de la raza de los Samoyedos, que había obsequiado María Helena a su compañero como regalo de su boda notarial. Por cierto, Nieve era tan hermosa que su belleza canina opacaba las gracias físicas de María Helena y Rodrigo (que conste que ella no era ni mucho menos fea y él podía considerarse buen mozo).

El que Rodrigo fuese dueño de un parqueadero y su compañera, la administradora de una gran papelería no tiene importancia ninguna para lo que va a narrarse a continuación. La tiene en cambio el que Rodrigo, desde el segundo año de la convivencia con la joven, se hubiese empeñado, sin ningún talento, en aprender a tocar la flauta traversa. Y esto hasta el cuarto y último año en que convivieron y que fueron años de tortura auditiva para María Helena.

La tarde en que lo peor se inició parecía que iba a terminar, no solo meteorológicamente sino también desde el  punto de vista emocional, en calma, como debía terminar cualquier tarde como solía decir Rodrigo. Pero no fue así. ¿Qué por qué? por los siguientes motivos: Nieve no apareció cuando Rodrigo hubo abierto la puerta, ni ladró desde adentro de la casa. Debe de haber salido con María Helena -conjeturó Rodrigo y pasó a la sala comedor. ¿Qué era aquello? La oscuridad de las ocho de la noche invadía el recinto. Rodrigo alzó la vista al techo: la araña de promoción no colgaba de él. Encendió el bombillo de la pared del fondo… ¿Un robo?... ¿Estaría María Helena poniendo el denuncio en la fiscalía? ¿Y Nieve, qué? Antes de intentar imaginarlo vio que sobre el bifé no estaba la ensaladera italiana de porcelana del siglo diecinueve que María Helena comprara en un almacén de antigüedades antes de que comenzaran a vivir juntos. Pero el florero chino si se encontraba en su lugar de costumbre, la pequeña mesa de centro. El florero chino que se había traído Rodrigo al apartamento con el consentimiento, a regañadientes, de sus padres. Pero no fue solo eso, debajo del florero sobresalía la esquina de un sobre. Lo tomó, lo abrió y sacó la hoja cuyo contenido era este: Rodrigo, me voy porque ya no aguanto más tus horribles ensayos de flauta y que conste que te pedí muchas veces que cesaras en tu inútil empeño musical, me llevo la araña porque me gusta mucho. No me busques, salgo de la ciudad porque he conseguido un empleo muy bueno y muy lejos de aquí. Lo que me queda por decir es que si me llevo a Nieve es porque a ti se te metió en la cabeza, que cuando ella te oía tocar la flauta, se te acercaba cariñosamente y se sentaba sobre sus cuartos traseros, te estaba expresando su admiración. Además he alcanzado a darme cuenta que tus miradas más tiernas se las dirigías a Nieve y no a mí. Te agradezco las cosas buenas que compartimos y te perdono las malas. Finalmente, un consejo: búscate una mascota y una mujer, en ese orden y tira a la bolsa de basura la flauta porque es muy posible que a otro perro no le guste ni a la mujer que me sustituya le disguste más que a mí. No hablo de la flauta en sí sino de la manera como la tocas. La que fue tuya, 
María Helena González.

María Helena, ¿qué me has hecho? -se dijo un Rodrigo muy perplejo. ¿Por qué no me dejaste por lo menos a Nieve? Sin Nieve dejaré la flauta a pesar de los progresos que he hecho con ella.

Epílogo

Pero lo que se acaba de leer no es la historia completa de Rodrigo y sus compañeras, mujer y perra. Rodrigo estuvo deprimido alrededor de unos cinco meses sin tocar la flauta, pero sin deshacerse de ella, añorando a María Helena pero sin hacer nada por localizarla; sí, ella le había dicho en la nota de despedida que se marchaba para muy lejos era cierto, pues Rodrigo no había conocido una mujer en su vida más fanática de la verdad; hasta que tuvo un sueño, de esos poquísimos que se recuerdan con una fidelidad casi absoluta. En este sueño, él tomaba el mismo sobre que en realidad le había dejado María Helena. Lo que estaba escrito en él era idéntico a lo escrito en el que él había leído, con la excepción de esta frase: Rodrigo, te dejo a Nieve porque me da pena dejarte tan solo y  yo sé que disfrutas con los chillidos y ronquidos que le sacas a la flauta aunque no más que la perra.

Así terminó el sueño. El día siguiente Rodrigo regaló la flauta a una amiga que tenía talento musical e iba a estudiar en un conservatorio. Rodrigo hizo vanos intentos por encontrar a María Helena durante unos tres años, hasta que la memoria de ella se le fue desvaneciendo.

Finalmente, Rodrigo se convenció de que su vida eran su esposa Myriam y sus dos hijos. Sin flautas ni perros.