BeLLA ViLLA
" La literatura a tajo abierto"
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Edición No. 79, mayo de 2013
Directores: Raúl Jaime Gaviria / Hernán Botero Restrepo
Publicación de Revista Asfódelo
Colaborador permanente: Rubén López Rodrigué
Correo electrónico: revistasfodelo@yahoo.comColaborador permanente: Rubén López Rodrigué
Acerca de “Mi extraño viaje al mundo de Shambala” de Mario Mendoza
Hernán Botero Restrepo
Recientemente ha aparecido en el mercado del libro colombiano la última obra de Mario Mendoza titulada Mi extraño viaje al mundo de Shambala. A mi juicio esta aparición es algo que debe celebrarse sin restricciones valorativas. Se trata de una breve novela, dirigida en primerísimo lugar a los lectores que cuentan aproximadamente con la edad de Felipe, el protagonista de la obra quien tiene diez años, aunque el encanto de la narración la hace apta para los lectores de todas las edades.
Muchas cosas son dignas de destacar en esta narración, que viene a enriquecer de modo palmario la literatura para adolescentes, pre-adolescentes y post-adolescentes, que se ha escrito en Colombia, desde los Cuentos a Sonny de Santiago Pérez Triana (siglo xix) hasta la fecha. Lo más importante se finca en su hechizante trama y en la forma admirable como es tratada por el autor: un viaje al mundo subterráneo, que la hace digna de equiparar con Viaje al centro de la tierra de Verne, novela mencionada en una página de la ficción de Mendoza, y con El mundo perdido de Arthur Conan Doyle. En segundo lugar, y no quiero que esto de segundo lugar se tome con rigor taxativo,porque la unidad de la obra de Mendoza es monolítica, yo señalaría la creación del protagonista niño tan inolvidable como el Dick Sand de Verne en Un capitán de quince años. En cuanto al mensaje de Mi extraño viaje… destacaría su carácter iniciático en la realidad social, nacional y mundial en el que predomina una visión crítica que el lector infantil puede asimilar sin obstáculos de ninguna especie. Con la esperanza de que esto no constituya un adelanto de lo que la novela relata, quiero señalar el que para lograr la verosimilitud literaria de ella, el niño Felipe, desbordado por las exigencias que demanda la narración novelesca de los maravillosos recuerdos de su odisea subterránea, demande la ayuda de un escritor: Mario Mendoza, que en el plano de la ficción funge el papel de coautor del extraño viaje de Felipe. Sería injusto pasar por alto en estas líneas, al perro de Felipe, un pastor alemán y su amigo siempre fiel, algo más, a mi modo de ver, que una simple mascota. La novela del niño es (a su modo perruno) también la de su perro Elvis, que silenciosamente (pues los sonidos no se escuchan en los libros sino que se los imagina) ladra y gruñe cuando las situaciones lo ameritan.
La novela está ambientada en Villa de Leyva y el Desierto de la Candelaria con sus inquietantes cuevas (tan atractivas para los espeleólogos). Hay que recordar que la primera novela colombiana es El desierto prodigioso y prodigio del desierto de Pedro Eloy de Valenzuela (siglo xvii) ambientada en los mismos lugares.
El texto está ilustrado profusamente con dibujos de Erika Buitrago, unos en un estilo que se ciñe de forma realista (con algunos rasgos caricaturescos) al texto narrativo y otros que tienden más a un expresionismo en el que los destinatarios prioritarios de la obra, es decir los niños, no encontrarán ni abstruso ni antiestético .