sábado, 8 de junio de 2013

La ciencia ficción en Colombia: Osorio Lizarazo

GUADAÑAZOS PARA LA                            
BeLLA ViLLA            
                " La literatura a tajo abierto"     

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Edición No. 82, junio de 2013
Directores: Raúl Jaime Gaviria / Hernán Botero Restrepo
Publicación de Revista Asfódelo
Colaborador permanente: Rubén López Rodrigué
Correo electrónico: revistasfodelo@yahoo.com



La ciencia ficción en Colombia: Osorio Lizarazo
Hernán Botero Restrepo



No hace mucho acaba de llegar al mundo del mercado del libro del país una obra a la que vale la pena prestar atención: se trata de la primera reedición de la novela de José Antonio Osorio Lizarazo, el novelista que con realismo duro y auténtico plasmó en un grupo de ficciones la imagen de la Bogotá de las décadas del treinta, cuarenta y cincuenta del siglo pasado. Osorio Lizarazo, que también publicó los libros Hombres sin presente, El día del odio y El camino en la sombra, pertenecientes todos ellos al género novelístico, es un autor no muy difundido en el presente y solo hasta hace un par de años los editores pusieron de nuevo su ojos en él.
                          La novela recién exhumada tiene por título: Barranquilla 2132 y constituye uno de los primeros ejemplos de la ciencia ficción en Colombia.  Es preciso recordar que el primer relato colombiano de ciencia ficción data del siglo XIX y fue escrito por José Manuel  Marroquín y que es, sin más, una obra maestra.
                          Pocos años antes de que Osorio Lizarazo escribiera su novela, el barranquillero José Felix Fuenmayor había escrito el relato corto: Una triste aventura de catorce sabios, reeditado simultáneamente con Barranquilla 2132 (Laguna libros, 2011) y que cualquier buen lector de ciencia ficción encontrará inferior en mérito estético a esta obra del escritor bogotano que presenta las características de un carrusel de tiempos. Escrita en 1932, conduce al lector desde el año 2000 hasta el 2132, en una doble perspectiva como lo son la propiamente fanta-científica y la histórico-sociopolítica. De acuerdo con Pedro Gómez Corena (escritor contemporáneo de Osorio):  “Hay que apreciar en la obra de Osorio Lizarazo la documentación científica que informa el hilo de narración. En cuanto se refiere a fuerzas dinámicas, mecánica orgánica, y energía atómica, y fluidos minerales parece que está al tanto”. Este concepto que se lee en la contra-carátula del  libro, es idóneo por demás.
                          En lo que atañe a la parte ideológica, Barranquilla 2132 es una obra rica en reflexiones sobre la evolución social producida entre las fechas aludidas (amén de que la fecha que forma parte del título se encuentra aún muy lejos de cumplirse).
                          Quiero hacer constar que el desenfoque ingenuo de algunas ideas del autor no es óbice para invitar a la reflexión por parte del lector. Y para finalizar es justo señalar que el protagonista es para la época en la cual se gestó la novela un personaje fuera de serie en el mejor de los sentidos, así como lo es el aura de tragedia que se cierne sobre el texto.
                          A pesar de los más de ochenta años que nos distancian de  la concepción de la obra, esta se mantiene viva; resistiendo el paso del tiempo y se enmarca dentro de un muy merecido revival de este autor bogotano pues tres de sus novelas sociales acaban de aparecer bellamente editadas.